A veces se cita este pasaje de escritura como prueba
de que todos tenemos la responsabilidad de cuidar
a nuestros semejantes y de amarlos. No existe la menor
duda de que así es y las Escrituras lo corroboran,
pero ¿es eso lo que implicó Caín? Con una hipocresía
característica de Satanás, la pregunta de
Caín le dio un doble sentido al verdadero principio.
Con excepción de la custodia que le otorga la ley a
ciertas personas sobre los hijos pequeños, nadie tiene
el derecho de ser un guardia de sus semejantes,
hasta el punto de dominarlos o controlar su vida. Sin
embargo, el que Caín implicara que a él no tenía
por qué importarle lo que le pasaba a su hermano,
era burlarse de los principios del evangelio que enseñan
el interés y el amor por nuestros semejantes.
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